Las hojas coloridas van, tal vez, flotando por la ingravidez de un espacio que a primera vista se me presenta infinito y, por eso mismo, indefinido e incluso hasta medio melancólico. Sin embargo, al mismo tiempo en que entramos en la inmensidad de lo flotante-melancólico, la secuencia nos (o me) sumerge sobre la movilidad de las hojas y sus disposiciones azarosas, las cuales nos (o me) aproximan al desprendimiento, es decir, esas hojas que formaron parte de una estructura mayor (la planta, el árbol, el jardín, el edificio, etc.) emigraron de esa totalidad para caer en la ingravidez de su propia fragmentación, la cual es recompuesta o resignificada gracias a un encuadre y a un mirar fotográfico que las fija dentro de una nueva estructura que, tal vez, se encuentra emparentada con las llamadas naturaleza muerta, pero que en este caso se alejan de los bodegones y las frutas, para instalarse dentro de la levedad de un flotar perfectamente…
2 comentarios:
... que le pasa al agua (?), ... que es como que atrapara la mirada, ... otras sensaciones
Las hojas coloridas van, tal vez, flotando por la ingravidez de un espacio que a primera vista se me presenta infinito y, por eso mismo, indefinido e incluso hasta medio melancólico. Sin embargo, al mismo tiempo en que entramos en la inmensidad de lo flotante-melancólico, la secuencia nos (o me) sumerge sobre la movilidad de las hojas y sus disposiciones azarosas, las cuales nos (o me) aproximan al desprendimiento, es decir, esas hojas que formaron parte de una estructura mayor (la planta, el árbol, el jardín, el edificio, etc.) emigraron de esa totalidad para caer en la ingravidez de su propia fragmentación, la cual es recompuesta o resignificada gracias a un encuadre y a un mirar fotográfico que las fija dentro de una nueva estructura que, tal vez, se encuentra emparentada con las llamadas naturaleza muerta, pero que en este caso se alejan de los bodegones y las frutas, para instalarse dentro de la levedad de un flotar perfectamente…
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