Quisiera proponer una observación (o mejor dicho una digresión) general a cuatro fotografías recientemente publicadas: Torres Carlos Antúnez; …Obvio, … no tanto; …Luz de lámpara; …Luz de lámpara II. Creo distinguir en estas cuatro fotos una consanguinidad, un contagio, una epidemia que, genealógicamente, nos sitúa un poquito más allá del hecho de pertenecer a la mediación de una mirada que las reúne bajo el influjo de un mirar fotográfico (y de un fotógrafo) que busca, en el contexto en el que habita, su posibilidad expresiva. Me parece que gracias al uso de la luz, sea ésta natural o artificial, a la búsqueda por espacios abiertos o cerrados que conforman microclimas, a la captura del rostro como posibilidad expresiva secundaria, a los edificios como dispositivos retóricos, a las calles como ordenamientos que pierden su artificiosa pose, van conformando armonías temporales que, tal vez, hacen aparecer rastros, cenizas, hasta cierto punto todavía candentes, que provienen de múltiples hogueras, a travesadas por miradas en las que ya “no aparecen en el revelado sino en un proceso que podría ser designado analógicamente como el abrasamiento de la veladura, un incendio de la obra en el que la forma alcanza su más alto grado lumínico” (Walter Benjamin). Tal vez, en estas cuatro fotografías habría un uso de la ciudad, del rostro, de la luz y del espacio, de los colores y de las sombras que se articulan como un recorte que busca desplazar las fronteras e ir más allá de los aspectos visibles del mundo objetivo. Hay en estas tres fotografía (y en buen parte de las fotografías de M R) una huella, un surco, una estela visual del tiempo que esas fotografías desean tocar, “pero también tiempos suplementarios –fatalmente anacrónicos y heterogéneos entre sí- que no puede, en calidad de arte de la memoria, dejar de aglutinar” (Georges Didi-Huberman).
... mhhhh, ... como se disfruta de la lectura de mi echado en falta profesor Cesky ... y sí, ... la luz lo es (casi) todo; ... donde lo más banal se reconvierte en un algo visible y dignificable ... gracias muchas profesor, ... es muy rico sentirse acompañado por esas relámpagasos de fantasía y lucidez !! (e saluti a vos & Valen-tine)
3 comentarios:
... entrada aparte / individualizada
Quisiera proponer una observación (o mejor dicho una digresión) general a cuatro fotografías recientemente publicadas: Torres Carlos Antúnez; …Obvio, … no tanto; …Luz de lámpara; …Luz de lámpara II. Creo distinguir en estas cuatro fotos una consanguinidad, un contagio, una epidemia que, genealógicamente, nos sitúa un poquito más allá del hecho de pertenecer a la mediación de una mirada que las reúne bajo el influjo de un mirar fotográfico (y de un fotógrafo) que busca, en el contexto en el que habita, su posibilidad expresiva. Me parece que gracias al uso de la luz, sea ésta natural o artificial, a la búsqueda por espacios abiertos o cerrados que conforman microclimas, a la captura del rostro como posibilidad expresiva secundaria, a los edificios como dispositivos retóricos, a las calles como ordenamientos que pierden su artificiosa pose, van conformando armonías temporales que, tal vez, hacen aparecer rastros, cenizas, hasta cierto punto todavía candentes, que provienen de múltiples hogueras, a travesadas por miradas en las que ya “no aparecen en el revelado sino en un proceso que podría ser designado analógicamente como el abrasamiento de la veladura, un incendio de la obra en el que la forma alcanza su más alto grado lumínico” (Walter Benjamin). Tal vez, en estas cuatro fotografías habría un uso de la ciudad, del rostro, de la luz y del espacio, de los colores y de las sombras que se articulan como un recorte que busca desplazar las fronteras e ir más allá de los aspectos visibles del mundo objetivo. Hay en estas tres fotografía (y en buen parte de las fotografías de M R) una huella, un surco, una estela visual del tiempo que esas fotografías desean tocar, “pero también tiempos suplementarios –fatalmente anacrónicos y heterogéneos entre sí- que no puede, en calidad de arte de la memoria, dejar de aglutinar” (Georges Didi-Huberman).
... mhhhh, ... como se disfruta de la lectura de mi echado en falta profesor Cesky
... y sí, ... la luz lo es (casi) todo; ... donde lo más banal se reconvierte en un algo visible y dignificable
... gracias muchas profesor, ... es muy rico sentirse acompañado por esas relámpagasos de fantasía y lucidez !! (e saluti a vos & Valen-tine)
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