El efecto velo inscrito en esta imagen ofrece a la mirada –a mí mirada- un efecto de aparición sensible, un efecto difuminado que por no mostrar la nitidez del instante, ofrece mucho a la imaginación y, por mucho imaginar, podemos hundirnos en pensamientos y apariciones, en fantasmas y texturas, pues esta fotografía ofrece, no una representación, sino un clima, una atmósfera en la que se conjuga una visibilidad atemporal o mejor dicho a destiempo y, en ese arte de estar a destiempo, se distribuye un cierto estado nostálgico, una huella tenue, sutil de aquello que ha sido pero ya no es… Una suerte de pretérito que puede ser visto como la versión actualizada (posmoderna si se quiere) del Ángel de la Historia de Walter Benjamin, donde el filósofo alemán reflexiona sobre una pintura de Klee que se llama Angelus Novus. Benjamin nos dice: “En él se representa a un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que le tiene pasmado. Sus ojos están desmesuradamente abiertos, la boca abierta y extendidas las alas. Y este deberá́ ser el aspecto del ángel de la historia. Ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos, él ve una catástrofe única que amontona incansablemente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero desde el paraíso sopla un huracán que se ha enredado en sus alas y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras que los montones de ruinas crecen ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso”. La diferencia con la pintura de Klee y con la versión filosófica de Benjamin es que nuestro ángel camina con determinación hacia algún sito sin mirar al pasado y, por ello, está a destiempo, difuminado en su propio progreso, en su propio avanzar, cegado (o mejor dicho difuminado) por un futuro que está siempre por llegar…
2 comentarios:
... más por "error" que por próposito (cosas de cámara no reflex); ... pero me gusta
El efecto velo inscrito en esta imagen ofrece a la mirada –a mí mirada- un efecto de aparición sensible, un efecto difuminado que por no mostrar la nitidez del instante, ofrece mucho a la imaginación y, por mucho imaginar, podemos hundirnos en pensamientos y apariciones, en fantasmas y texturas, pues esta fotografía ofrece, no una representación, sino un clima, una atmósfera en la que se conjuga una visibilidad atemporal o mejor dicho a destiempo y, en ese arte de estar a destiempo, se distribuye un cierto estado nostálgico, una huella tenue, sutil de aquello que ha sido pero ya no es… Una suerte de pretérito que puede ser visto como la versión actualizada (posmoderna si se quiere) del Ángel de la Historia de Walter Benjamin, donde el filósofo alemán reflexiona sobre una pintura de Klee que se llama Angelus Novus. Benjamin nos dice: “En él se representa a un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que le tiene pasmado. Sus ojos están desmesuradamente abiertos, la boca abierta y extendidas las alas. Y este deberá́ ser el aspecto del ángel de la historia. Ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos, él ve una catástrofe única que amontona incansablemente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero desde el paraíso sopla un huracán que se ha enredado en sus alas y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras que los montones de ruinas crecen ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso”.
La diferencia con la pintura de Klee y con la versión filosófica de Benjamin es que nuestro ángel camina con determinación hacia algún sito sin mirar al pasado y, por ello, está a destiempo, difuminado en su propio progreso, en su propio avanzar, cegado (o mejor dicho difuminado) por un futuro que está siempre por llegar…
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