domingo, 22 de septiembre de 2013

... (micro) huracán, ... y su ojo ...





2 comentarios:

miguel dijo...

... ayer después de una noche y trozo de mañana con lluvia hubo unas horas en que aparecía el sol a ratitos y aproveché para salir a hacer cosas (con la cámara a cuestas); ya llegando al departamento y me encontré esta pozita, residuo de la lluvia previa; lo sombrío después del sol me produjo algo que distinguí como cierta tristeza pero que me resultaba significativa, acaso conectada a la infancia; la superficie del agua se movía por unas brisas rasantes; a veces caía algo y se agitaba esta micosuperficie distorsionandose el reflejo; monté el trípode, agité artificialmente la superficie e hice el seguimiento

Leonardo Český dijo...

Hay tal vez en esta secuencia una aproximación surrealista que me recuerda (metonímicamente, es decir no de forma literal sino por asociación) a ciertas imágenes del Perro Andaluz, principalmente aquella secuencia de la navaja, el ojo y la luna, pero a diferencia de la película de Buñuel y Dalí en la que el significado onírico se produce mediante el montaje (o el choque) para producir un significado evidente y fijo, aquí el significado viaja libremente hacia un juego de espejos de agua, hacia un sustrato donde el reflejo gris de unos árboles despoblados, unas nubes lejas, un azul del cielo tímido y unos círculos concéntricos que se van expandiendo sobre la artificialidad de un lago citadino, que se van confundiendo como naturaleza en la que se materializa un juego de posibilidades efímeras. Se abren los posibles y entramos en un juego de significaciones en el cual estas fotos rompen con la concepción de una naturaleza estática y dada. Entonces ya no estamos limitados por leyes fijas y preestablecidas, sino que entramos en un juego (el de los espejos y sus reflejos, el de las imágenes y sus representaciones, el de naturaleza, el de los árboles, el de las nubes y el de círculos), en el que “debido a que fui jugado, soy una posibilidad que no era” (Georges Bataille). Pero también es cierto, que más allá de esta palabrería ligada a una explicación sur-realista, estas imágenes son imágenes bellas en sí mismas, una hermosura intrínseca que deja entrever el sentido y la potencia de una estética que nos remite no sólo a los efectos de una sensibilidad fotográfica, sino también a un régimen de identidad y pensamiento icónico: un modo de articulación entre modos de ver, maneras de observar, tácticas de registrar y formas de representar visibilidades sobre trozos de lluvia y sol.