viernes, 13 de junio de 2014

... despues de la lluvia y el partido inauguración Mundial





2 comentarios:

miguel dijo...

... que pasa con las esquinas?
... supongo que en las esquinas pasa "más"

Leonardo Český dijo...

La imagen-detenida va capturando el movimiento y lo plasma, lo modela y lo fija dentro de una secuencialidad de un entorno lluvioso y febril. Una secuencia de imágenes que dibujan imágenes no definidas, sino más bien deformadas, alteradas, que a pesar de su alteración y deformidad son reconocibles como figuraras familiares que en algún otro lugar poseen una forma no alterada, y por eso mismo reconocibles a través de sus contornos movedizos. Hay algo en este estilo fotográfico que podríamos decir, simplificando en extremo el argumento, que es “típicamente” raurichriano o característico de unos “modos de ver” modernos que bajo el lente de M. Raurich fabrican una estetización que, en el transcurso de una mirada que documenta y crea, va absorbiendo una materialidad citadina (la gente y su andar, la lluvia, las luces, el reflejo, etc.) que se vuelven difusos, en el sentido que no define un realismo, si se quiere, figurativo, sino que juega con las variaciones y las intermitencias de la luz y el entorno, creando, a mi modo de ver, un espacio-tiempo que se derrama y, en ese derramar se van desplegando un conjunto de posibilidades interpretativas que, de alguna u otra manera, abren ventanas para el desliz imaginativo entre la forma y el acontecimiento. La secuencia lluviosamente movida nos ayuda a comprender que el acontecimiento (en este caso fotográfico y su devenir imagen) se constituye como una historicidad inmanente que, como nos recuerda Georges Didi-Huberman, “no se manifiesta jamás sin la forma que lo presenta a la mirada de otro”. En esa doble tarea y en el caso específico de esta secuencia, la forma difusa y alterada que predomina en estas imágenes transforma una cotidianidad lluviosa en un juego de luces, formas y fantasmas.