Lo primero que se me vino a la cabeza fue creer ver un flamenco, un cisne o un plumífero cualquiera de patas largas y oscuras… pero fue una primera mirada, un primer pantallazo errado; luego la señal se hizo patente: algo distinto había ahí, algo que se volvió incertidumbre de un inverosímil; una imagen que proponía una fluctuación entre lo humano y su desaparición. Lo humano como señal de haber estado ahí, de haber colonizado ese espacio marino, casi lunar diría yo, donde el viento sopla con fuerza y posiblemente cala los huesos, pero al mismo tiempo lo humano (o el humano) había sido abducido, soplado fuera del cuadro, enntonces emerge lo que ya ha sido. Tal vez solo tuvo tiempo –entre marea y marea, entre viaje y desaparición- para levantar una mínima estructura, una mínima señal de su presencia, una señal que tambalea rústica e inestablemente en una arena color ceniza. Una señal que busca significar algo (tal vez no), quizás sólo sea el reflejo tenue de un nosotros, de un ellos, de una vida, de una idea, de un sujeto que aprendió a contar en inglés, que supo apreciar los árboles desnudos, explicar el sonido del viento, mirar y tratar de entender el oleaje y su obsesión de ir y venir, preguntarse por las nubes negras… estar ahí, estar aquí…
3 comentarios:
Señal
... seno Reloncaví, Piedra Azul, Llanqquihue
Lo primero que se me vino a la cabeza fue creer ver un flamenco, un cisne o un plumífero cualquiera de patas largas y oscuras… pero fue una primera mirada, un primer pantallazo errado; luego la señal se hizo patente: algo distinto había ahí, algo que se volvió incertidumbre de un inverosímil; una imagen que proponía una fluctuación entre lo humano y su desaparición. Lo humano como señal de haber estado ahí, de haber colonizado ese espacio marino, casi lunar diría yo, donde el viento sopla con fuerza y posiblemente cala los huesos, pero al mismo tiempo lo humano (o el humano) había sido abducido, soplado fuera del cuadro, enntonces emerge lo que ya ha sido. Tal vez solo tuvo tiempo –entre marea y marea, entre viaje y desaparición- para levantar una mínima estructura, una mínima señal de su presencia, una señal que tambalea rústica e inestablemente en una arena color ceniza. Una señal que busca significar algo (tal vez no), quizás sólo sea el reflejo tenue de un nosotros, de un ellos, de una vida, de una idea, de un sujeto que aprendió a contar en inglés, que supo apreciar los árboles desnudos, explicar el sonido del viento, mirar y tratar de entender el oleaje y su obsesión de ir y venir, preguntarse por las nubes negras… estar ahí, estar aquí…
... sin comentarios el comentario B (obligadamente, ... porque cualquier comentario C no estará a la altura del comentario mencionado)
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