Actualmente sobre las 18,30 - 19,30 de la tarde, las calles ubicadas en sentido este-oeste de Santiago centro son iluminadas tangencialmente por el sol de poniente. Esto produce unos interesantes relieves sobre los avejentados edificios de esta calle algo abandonada
Pareciera ser que el protagonismo del edificio adquiere toda su magnitud y relevancia gracias a la relación significante y significativa entre lo humano y sus fabricaciones. Pero también está la luz de la que nos habla Miguel, que también juega un papel importante y que tangencialmente, “produce unos interesantes relieves sobre los avejentados edificios de esta calle algo abandonada”. Esta apreciación del espacio, de la luz, de los objetos arquitectónicos y de los sujetos que transitan por una urbanidad desatendida, se van configurando a través de la Mirada de Miguel, como una crónica visual de nuestro tiempo. Es decir, una nueva manera de traducir/fijar el espacio y sus relaciones, se trataría de una “factografía” que nos relata una cierta especificidad de nuestro tiempo y es precisamente esa “actualidad” contenida en esta fotografía, la que me conduce a clasificar esta foto como si de una escritura visual de los hechos se tratara. Habría, entonces, a mi modo de ver, en la mirada que nos propone Miguel sobre el espacio y el mundo que nos rodea, una línea documental en la que los fenómenos provenientes del mundo real son reconstruidos para llamar nuestra atención sobre su importancia crítica y política, o tal vez, para simplemente preguntarnos ¿en qué consiste este espacio común?
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Actualmente sobre las 18,30 - 19,30 de la tarde, las calles ubicadas en sentido este-oeste de Santiago centro son iluminadas tangencialmente por el sol de poniente. Esto produce unos interesantes relieves sobre los avejentados edificios de esta calle algo abandonada
Pareciera ser que el protagonismo del edificio adquiere toda su magnitud y relevancia gracias a la relación significante y significativa entre lo humano y sus fabricaciones. Pero también está la luz de la que nos habla Miguel, que también juega un papel importante y que tangencialmente, “produce unos interesantes relieves sobre los avejentados edificios de esta calle algo abandonada”. Esta apreciación del espacio, de la luz, de los objetos arquitectónicos y de los sujetos que transitan por una urbanidad desatendida, se van configurando a través de la Mirada de Miguel, como una crónica visual de nuestro tiempo. Es decir, una nueva manera de traducir/fijar el espacio y sus relaciones, se trataría de una “factografía” que nos relata una cierta especificidad de nuestro tiempo y es precisamente esa “actualidad” contenida en esta fotografía, la que me conduce a clasificar esta foto como si de una escritura visual de los hechos se tratara. Habría, entonces, a mi modo de ver, en la mirada que nos propone Miguel sobre el espacio y el mundo que nos rodea, una línea documental en la que los fenómenos provenientes del mundo real son reconstruidos para llamar nuestra atención sobre su importancia crítica y política, o tal vez, para simplemente preguntarnos ¿en qué consiste este espacio común?
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