Aquí (casi) no hay misterio. Dureza con dureza, materia con materia, geometrías contra geometrías. Los que saben dicen que la solidez no es más que una entelequia (en el curso del tiempo todo tiende a perder la solidez; los cristales de los vitrales de la iglesias góticas actualmente son bastante más gruesos en su borde inferior por "escurrimiento da la materia sólida". Siempre me ha gustado ese accionar del tiempo sobre la materia en general, y sobre construcción del hombre en particular. Se construye para preservar, proteger, mantener. Pero basta abandonar un tiempo para que esa materia tienda a la degradación, a hacerse eco de la gravedad, ... a la asimilación (y eso acaso le impone unas atractivas reglas de un reordenamiento a lo "natural")
…Continuando con tu gran observación (fotográfica y escritural) del objeto ventana y su geometría desbocada que deviene como solidez y como entelequia que se desinfla con el paso del tiempo, perdiendo de esta manera su forma, su densidad y su resistencia; re-articulándose y rearmándose en un accionar que reacciona al paso y al límite que impone el tiempo y el espacio, como si de un marco regulatorio se tratara, como si de una consistencia y una densidad que se sostiene y que se ejerce, advertidamente o no, en relación a la vida y a la experiencia, haciendo del cuerpo, tanto de los objetos como de la carne, un reordenamiento que, como bien señalas, es casi artificiosamente “natural”. Así entendida la cosa, esta foto tiene precisamente, a mi modo de ver(la), esa descomposición, desintegración y digresión que emerge de la ausencia o de la distracción en la cual, la geometría de una ventana en plural (la de la cámara, la del ojo fotográfico, la de la ventana fotografiada, la de la ventana metafórica, la de la ventana imaginada, la de la ventana frente a la ventana y así sucesivamente hasta el infinito…) van tejiendo una deconstucción del espacio o mejor dicho una especie de desmontaje del mirar y el observar el espacio y sus objetos, donde la imagen y su representación (de ahí la potencia discursiva que de esta foto emana), logran tocar/rozar el límite de un racionalismo visual y tecnológico que no renuncia a una búsqueda incesante por develarnos y hacernos visible el mundo de los objetos, sus formas, su espacialidad, para inmediatamente discontinuar lo fotografiado/representado a través del juego metonímico de ventana contra ventana, de dureza contra dureza, de geometría contra geometría.
Miguel, parece que estáis esencialmente de acuerdo tú y Leonardo, y yo me apunto pues me gustan las palabras que fluyen de manera inteligente en un discurso, aún sin entender del todo. Pero, qué se puede decir de una ventana que ha operdido su función de dejar pasar la luz? ¿Pobre extraviada? O joyosa matérica geometria ? Me queda la duda.
4 comentarios:
Aquí (casi) no hay misterio. Dureza con dureza, materia con materia, geometrías contra geometrías. Los que saben dicen que la solidez no es más que una entelequia (en el curso del tiempo todo tiende a perder la solidez; los cristales de los vitrales de la iglesias góticas actualmente son bastante más gruesos en su borde inferior por "escurrimiento da la materia sólida". Siempre me ha gustado ese accionar del tiempo sobre la materia en general, y sobre construcción del hombre en particular. Se construye para preservar, proteger, mantener. Pero basta abandonar un tiempo para que esa materia tienda a la degradación, a hacerse eco de la gravedad, ... a la asimilación (y eso acaso le impone unas atractivas reglas de un reordenamiento a lo "natural")
…Continuando con tu gran observación (fotográfica y escritural) del objeto ventana y su geometría desbocada que deviene como solidez y como entelequia que se desinfla con el paso del tiempo, perdiendo de esta manera su forma, su densidad y su resistencia; re-articulándose y rearmándose en un accionar que reacciona al paso y al límite que impone el tiempo y el espacio, como si de un marco regulatorio se tratara, como si de una consistencia y una densidad que se sostiene y que se ejerce, advertidamente o no, en relación a la vida y a la experiencia, haciendo del cuerpo, tanto de los objetos como de la carne, un reordenamiento que, como bien señalas, es casi artificiosamente “natural”. Así entendida la cosa, esta foto tiene precisamente, a mi modo de ver(la), esa descomposición, desintegración y digresión que emerge de la ausencia o de la distracción en la cual, la geometría de una ventana en plural (la de la cámara, la del ojo fotográfico, la de la ventana fotografiada, la de la ventana metafórica, la de la ventana imaginada, la de la ventana frente a la ventana y así sucesivamente hasta el infinito…) van tejiendo una deconstucción del espacio o mejor dicho una especie de desmontaje del mirar y el observar el espacio y sus objetos, donde la imagen y su representación (de ahí la potencia discursiva que de esta foto emana), logran tocar/rozar el límite de un racionalismo visual y tecnológico que no renuncia a una búsqueda incesante por develarnos y hacernos visible el mundo de los objetos, sus formas, su espacialidad, para inmediatamente discontinuar lo fotografiado/representado a través del juego metonímico de ventana contra ventana, de dureza contra dureza, de geometría contra geometría.
Miguel, parece que estáis esencialmente de acuerdo tú y Leonardo, y yo me apunto pues me gustan las palabras que fluyen de manera inteligente en un discurso, aún sin entender del todo.
Pero, qué se puede decir de una ventana que ha operdido su función de dejar pasar la luz? ¿Pobre extraviada? O joyosa matérica geometria ?
Me queda la duda.
Un abrazo, eso sí
Cristòfol
La solidez del muro respira al.menos
la persiana rota deordena la rigidez
y la tesis del magister debiera seguir su curso implacabble
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