Había dado una vuelta en bici 2 noches antes por ésta zona, (Edificio Agbar)... ligerito / sin equipo.; la vista se va normalmente pa' rriba por la espectacularidad del edificio iluminado, pero me quedé con éste lugar-base algo irreal Ayer decidí volver con la mochila cargada Hice varias cosas pero me concentré aquí El contraste con la imágen subida previamente en éste blog se me ocurre importante / casi brutal; supongo que así es (en parte) también el mundo
Impresionante¡¡¡¡¡¡¿infierno y jardín del paraiso juntos? Impactante¡¡¡ Gracias por mostrarnos tus imágenes,haces q, de alguna manera, yo tb. vea el "rompecabezas" donde habitamos con formas y colores diferentes. Un abrazo.
Creo que nuevamente has logrado construir una foto que simula o que algo tiene de pictórico. Posiblemente son los colores luminosos de ese edificio los que me proporcionan ese aire. Tal vez, ese edificio iluminado con esos brillantes colores en los que predomina un rojo eléctrico, funciona como un telón de fondo que remite hacia una cierta “anormalidad” que se acopla con esa cierta “normalidad” de la plaza en la que una mujer descansa y, al parecer, mira al fotógrafo. Así, lo que logro extraer de este doble juego imaginario, es la expansión de una dualidad: la extrañeza y la intimidad, la postmodernidad y la tradición, el infierno y el paraíso (como bien señala Mirra), juegan con una cierta seducción que se basa en la inmaterialidad, en el hecho que es y sigue siendo una fantasía. Una duplicación del mundo que funciona porque posee la fuerza de un sueño que no pretende materializarse, es decir no quiere perder su potencia foto-pictórica, al no querer forzar el sueño en lo real. Porque a fin de cuentas, el doble fotográfico “es una figura imaginaria que, como el alma, la sombra o la imagen en el espejo obsesiona al sujeto como su otro, hace que sea a la vez él mismo sin reconocerse jamás, obsesionándole como una muerte sutil y siempre conjurada” (Baudrillard). En fin, nuevamente me fui por allá lejos… al inframundo, donde habitan los fantasmas en las grietas del exceso retórico.
4 comentarios:
Había dado una vuelta en bici 2 noches antes por ésta zona, (Edificio Agbar)... ligerito / sin equipo.; la vista se va normalmente pa' rriba por la espectacularidad del edificio iluminado, pero me quedé con éste lugar-base algo irreal
Ayer decidí volver con la mochila cargada
Hice varias cosas pero me concentré aquí
El contraste con la imágen subida previamente en éste blog se me ocurre importante / casi brutal; supongo que así es (en parte) también el mundo
Impresionante¡¡¡¡¡¡¿infierno y jardín del paraiso juntos? Impactante¡¡¡
Gracias por mostrarnos tus imágenes,haces q, de alguna manera, yo tb. vea el "rompecabezas" donde habitamos con formas y colores diferentes.
Un abrazo.
Creo que nuevamente has logrado construir una foto que simula o que algo tiene de pictórico. Posiblemente son los colores luminosos de ese edificio los que me proporcionan ese aire. Tal vez, ese edificio iluminado con esos brillantes colores en los que predomina un rojo eléctrico, funciona como un telón de fondo que remite hacia una cierta “anormalidad” que se acopla con esa cierta “normalidad” de la plaza en la que una mujer descansa y, al parecer, mira al fotógrafo. Así, lo que logro extraer de este doble juego imaginario, es la expansión de una dualidad: la extrañeza y la intimidad, la postmodernidad y la tradición, el infierno y el paraíso (como bien señala Mirra), juegan con una cierta seducción que se basa en la inmaterialidad, en el hecho que es y sigue siendo una fantasía. Una duplicación del mundo que funciona porque posee la fuerza de un sueño que no pretende materializarse, es decir no quiere perder su potencia foto-pictórica, al no querer forzar el sueño en lo real. Porque a fin de cuentas, el doble fotográfico “es una figura imaginaria que, como el alma, la sombra o la imagen en el espejo obsesiona al sujeto como su otro, hace que sea a la vez él mismo sin reconocerse jamás, obsesionándole como una muerte sutil y siempre conjurada” (Baudrillard). En fin, nuevamente me fui por allá lejos… al inframundo, donde habitan los fantasmas en las grietas del exceso retórico.
Professor Cesky, ... una nueva delicia su generoso comentario!; deliciosa la cita de Baudrillard (de quien solo conocía el nombre). Gracias!
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