domingo, 4 de noviembre de 2012

... la dilución de Simeone (Maitencillo)


3 comentarios:

miguel dijo...

... mi sobrino Simón (o su reflejo) se diluye con el ascenso del agua en la playa de Maitencillo

Leonardo Český dijo...

Hay en este tríptico fotográfico un pequeño manifiesto (icónico) acerca de la propiedad metafísica de la fotografía: el reflejo, la ilusión y el desvanecimiento. Una esencia que bien puede constituir una categoría que trasciende la mera mecanización y fijación del doble que en algún momento se pensó que daba testimonio de lo real en vez de disuadirlo. Entonces, lo que se me manifiesta primariamente con estas fotografías, es la creación del reflejo de un reflejo, una operación discursiva que nos invita a trabajar no sobre lo representado sino sobre sus permutaciones. Se nos ofrece, de este modo, un abanico de oportunidades para la digresión, el paréntesis o la mutación de los elementos constitutivos y anclados de la imagen. Ya no hay Simón ni su doble mimético, ya no hay arena ni su transparencia, ya no hay mar ni la cristalización del movimiento y el efecto que produce en el reflejo. Lo que hay, a mi modo de ver, es la emergencia de la inversión del sentido retratado que emerge de manera paradójica. A medida que la figura y el reflejo de Simón se desvanecen, aparece un sentido secundario que nos conduce hacia un metareflejo contenido en el tríptico y que nos transporta hacia la dilucidación de aquello que ha ido –progresivamente- evaporándose, y que se presenta ahora, como la potencia sensorial y simbólica de lo que puede llegar a ser una fotografía: la tachadura del reflejo, la desarticulación de la ilusión y el desvanecimiento del objeto como mimesis irrenunciable de su doble.

miguel dijo...

Querido profesor!; es Ud. un lúcido - maravilloso rizador de rizos; aquí me parece que se ha superado a si mismo dando otro salto ya en el salto. Muchas gracias!